martes, 27 de agosto de 2013

¡Ahora toca un cambio!

Muchos estamos hartos de comprobar lo dañinos que pueden resultar algunos productos que supuestamente "mejoran" nuestro cuerpo, vida, nos hacen más guapos, más jóvenes, más listos....
Pero ¿a qué precio? 
Tengo 33 años, y últimamente parece que he entrado en una espiral sin fin, un círculo vicioso, donde me siento cansada y engañada.
Quizás más de una persona ha experimentado la misma sensación que yo...y para ello pondré un ejemplo:
Me compro un champú, de marca x que anuncian en la tele, que es super no sé qué...chachi no sé cuantos y justo le va a ir que ni pintado a mi tipo de pelo.
Me lavo durante un año el pelo con él, al principio bien pero luego me doy cuenta de que el pelo se me encrespa, luego se me engrasa , luego se me rompe y se me queda mal, y me planteo, ¡anda! pues tendré que comprarme el reparador.
Me compro el reparador, y idem... al principio bien y luego fatal...luego me compro la mascarilla, luego el serum...luego cambio de marca y otra vez a empezar.
Hasta que me doy cuenta de que lo que está pasando, es que estoy envenenado mi pelo.
Los champús tienen siliconas,parabenos,sulfatos y mil químicos mas, que lo único que hacen es crear una sensación ficticia al principio, creando una capa que da la sensación de brillo, suavidad etc... pero el pelo luego se siente atacado por toda esa basura y produce grasa, o se reseca, se cae, se rompe y los de las empresas de cosmética que son muy listos, ya tienen preparados el tratamiento reparador, que hace más de lo mismo.Y nosotros, como tontos, caemos..

Total que he vuelto a lo natural.
Cuidado con eso, no es que ponernos algo de origen natural significa que sea bueno para todo el mundo. 
Puede ser nocivo, dar alergias etc... pero si no existe ninguno de estos problemas, yo sinceramente prefiero esto a los químicos.

Mi idea es ir experimentando con nuevos productos y tratamientos, y que podáis ver los resultados.
También pretendo cambiar mi dieta...ya iremos viendo el tema de la alimentación.

Pues nada, ¡A animarse!